Chesterton dijo que el peligro de quienes ignoran el pasado es convertirse en “una pequeña oligarquía” tentada de someterlo todo a la moda del momento…que pasa pronto.
Es mucho lo que hemos heredado en el Pilar de los que nos han precedido; es grande el agradecimiento que sentimos hacia ellos a la vez que el compromiso para seguir construyendo sobre cimientos sólidos, siendo creativos para afrontar el futuro y seguir encarnando el espíritu marianista con esperanza.

1.933. Llegan los primeros Marianistas a Valencia. Se ha firmado un contrato de colaboración con los hermanos Bataller para llevar adelante el Colegio Internado Malvarrosa, de su propiedad. Este contrato dura dos años pues los hermanos Bataller desean desprenderse del colegio.
Ante la insistencia del arzobispo, los Marianistas se quedan en Valencia. El 15 De septiembre de 1.935 el colegio NUESTRA SEÑORA DEL PILAR echa a andar con 16 alumnos en la C./Conde Altea , 44; antes de terminar el curso ya han puesto el cartel de “completo”.
1.936. Llega el trágico paréntesis de la Guerra Civil. Los Marianistas son perseguidos; alguno, encarcelado. Por fin, una familia, jugándose la vida, los acoge en su casa.
1.939. Hay que empezar de nuevo. Se reanuda la actividad educativa de los Marianistas. Ahora va a ser en la C./Caballeros. En este colegio va a dar clase y ser capellán el Marianista austriaco Santiago Gapp, después mártir de los nazis, y hoy, beato. El colegio se queda pequeño; se busca una ampliación en la C./Palau 14.
Ante la gran demanda de alumnos, se busca otra ubicación, es en la Pl. Conde Carlet (1.946-1.957). El director del colegio escribió:
“En el colegio había mucha autoridad, afecto y sacrificio, y también respeto, trabajo intelectual, amor al deber, vida espiritual y espíritu de familia”.

¡Y por fin “en casa”! El Pilar se instala en la nueva ubicación, la hoy Avda. Blasco Ibáñez 35. Difícil el comienzo: 2 de octubre de 1957; los 1.200 alumnos estrenan colegio. Noche del 13 al 14 de octubre de 1.957: tiene lugar la “Gran riada”. El Turia se desborda. Durante un tiempo se acoge en las clases a familias que habían perdido todo.
El apostolado de Nassio Bayarri y los bajorrelieves del mismo autor en el vestíbulo, así como “La alegoría del Colegio”, de Manuel Mompó, en el techo , son algunas de las obras de arte que están desde los inicios del colegio. ¡Y otro tesoro!: la capilla de Faustino. En ella están los restos de Faustino, alumno del colegio que murió de cáncer a los 16 años y la Iglesia lo ha proclamado Venerable en su proceso de canonización.
Muchos cambios se han producido desde entonces, pero hay aspectos de nuestra pedagogía Marianista que no han cambiado: el espíritu de familia, la adaptación a los cambios, la formación en la fe, una educación integral… son características de nuestra misión que permanecen a través del tiempo.
Sigue adelante nuestra propuesta educativa basada en la persona y mensaje de Jesús de Nazaret. En María encontramos nuestro modelo de educadores. ¡Bienvenidos!
Rafael Eguíluz sm